jueves, 18 de abril de 2013

¿Podemos integrar el Coaching en la orientación educativa?


Uno de los ámbitos educativos donde se considera que sería muy enriquecedor introducir el coaching es en lo referente a la orientación, ya que es uno de los pilares básicos que dan cierta garantía y calidad al sistema educativo desde su integración oficial.

La orientación en los centros suele estar vinculada a la figura del tutor dentro del aula y a la del orientador, que suele ser en la mayoría de los casos un psicólogo, lo que origina que su función esté estrechamente relacionada con el counseling, centrándose en los problemas del individuo desde la psicoterapia. Estas son las vías de actuación:



Centrando la atención en el papel tanto del tutor como del orientador del centro, cabe destacar que aunque su labor es global, se pueden diferenciar en múltiples áreas de actuación:

v Ayuda y asesoramiento en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
v Orientación para el desarrollo personal y social.
v Desarrollo cognitivo.
v Orientación profesional y vocacional.
v Atención a la diversidad.

Asimismo se centra, en las necesidades de los alumnos y también se ocupa de atender las necesidades de las familias, ya que su desarrollo académico es competencia del trabajo colaborativo que asuman ambas partes.

Utilizando la definición de Mª C. Núñez (2011; 32) en la que afirma que quien lleve a cabo la orientación educativa es considerado como “la persona que acompaña en el crecimiento de cada uno de sus alumnos, que le orienta y le guía para que este consiga lo mejor de sí mismo, utilizando diferentes recursos y estrategias que están a su alcance”.

Esta descripción teórica de la orientación es bastante completa, pero no concuerda totalmente con la realidad que se encuentra en los centros educativos, donde por una parte la Acción Tutorial se basa en modelos reactivos y grupales para responder a ciertas necesidades de los alumnos, e incluso se adentra en el modelo proactivo, en cuando a cuestión de prevención de efectos negativos (información como sexualidad, drogas, uso de internet, etc.) sin invertir esfuerzos en lo que podría ser el desarrollo de los alumnos respecto a habilidades sociales y emocionales, el autoconcepto, la autoestima, entre otros. Y por otra parte la labor del departamento de orientación suele ser la de ofrecer folletos sobre los diferentes destinos académicos del alumno sin ahondar en la incertidumbre en la que está inmerso el mismo, al que además se le exige a muy corta edad que defina exactamente y sin errores, cuál será su futuro.

Si se apostara desde la orientación educativa por un modelo basado en la intervención directa y mayoritariamente individual, como puede hacerse desde la visión del coaching, los resultados serían totalmente diferentes. Entonces se podría verdaderamente hablar sobre el “desarrollo integral de la persona” que tanto se encarga de nombrar la orientación educativa, ya que realmente no se trataría de traspasar unos contenidos universales, sino se estaría apoyando al alumno para que comience a descubrir la persona que es y la persona que quiere ser.



Después de la lectura del libro “Nuevas perspectivas en orientación. Del counseling al coaching” escrito por Mª Victoria Gordillo (2008), me gustaría destacar la visión general que muestra y he interpretado. Afirma que la orientación en la actualidad no sólo abarca a los alumnos, sino que se amplía a otros ámbitos como profesores, padres, etc. Y la figura del coach aparece para intervenir individualmente junto con la orientación tradicional, pero aceptando nuevos métodos, y basándose en una orientación alejada de la concepción de “profesor” para crear una relación sin diferenciación de status. Se trata de ver al coach como un agente que acompaña y apoya la relación entre padres e hijos, y profesores con alumnos, para propiciar la libre expresión de intereses por medio del diálogo y así llegar a los objetivos fijados, y a conseguir autonomía y autorrealización.

La idea que conduce este libro es la del ser humano como agente de su propio cambio, siendo protagonistas de su desarrollo y creando sus propios significados. Además, se adentra en los cambios que ha imprimido la corriente posmoderna en la psicología, fortaleciendo la subjetividad racional individualista moderna, ya que la realidad, como se entiende generalmente, es una construcción social basada en valores culturales, que no tiene porqué representar la realidad del propio individuo. Es aquí donde el lenguaje juega un papel decisivo para la construcción de la realidad de cada persona, con la que se crean los significados que forman su conocimiento, valores y creencias. La orientación postracional no trata de cambiar las creencias a una persona, sino ayudarle a que ella misma descubra, comprenda y reconstruya su nueva narrativa, que sea verdaderamente representativa.



Mi frase:

“Es más fácil descubrir qué quieres construir, que cambiar algo construido”

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