Como ya
había señalado en la definición del coaching,
este es un proceso basado en la dialéctica socrática, y esto significa que
la comunicación que se establezca entre el coach
(docente para el nuestro caso) y su alumnos
será libre, centrada en los intereses de los coachee.
Este
diálogo ha de tener un orden, y es ahí donde aparece la formulación de las
preguntas, como una herramienta del coach
para acercarse al coachee y
facilitarle un camino de reflexión hacia sus propias respuestas. Así se
facilita además el aprendizaje, la resolución de conflictos, se estrecha la
relación, se da autonomía para descubrir sus necesidades y se amplía la visión
del coachee.
Para dar
una explicación más concreta sobre la formulación de preguntas que generan el
diálogo en el coaching, me voy a
basar en uno de los libros que anteriormente he nombrado y es muy reconocido
dentro del campo educativo, entre otros motivos por ser una de las pocas
publicaciones que existen sobre coaching
pedagógico:
“Coaching para docentes. El desarrollo de
habilidades en el aula” escrito por Juan
Fernando Bou Pérez. Es un libro que desde mi punto de vista está muy bien
para una primera toma de contacto, a modo de introducción a esta práctica.
Bou
subraya que un excelente coach es el
que sabe construir las preguntas apropiadas y oportunas al contexto en el que
trabaja, ya que condiciona directamente el tipo de respuesta que se obtiene. Saber
preguntar quiere decir no preguntar nada al candidato, sin que se pueda
justificar por qué se ha demandado esa información concreta, en ese preciso
momento.
“Saber
preguntar implica que al formular una pregunta concreta, se han tenido en
cuenta las siguientes consideraciones:
Ø Las preguntas dirigidas
personalmente al sujeto, empleando el vocablo tú, Vd o llamándolo por su
nombre, tienden a generar respuestas más fiables que si la pregunta se formula
de forma abstracta.
Ø Un efecto semejante tienen
las formulaciones en afirmativo respecto a los enunciados negativos.
Ø El enunciado de una pregunta
debe evitar sugerir la respuesta.
Ø El enunciado de una pregunta
no debe contener alternativas cerradas de tipo disyuntivo (o..o..) ni
categorías que conlleven una implicación.
Ø Las preguntas deben
enunciarse de tal manera que su respuesta no haya de ser obligatoriamente detallada.
En caso de que el coach busque una información extensa o compleja, es
conveniente que formule varias preguntas
escalonadamente.
Ø El enunciado de una pregunta
no debe ser ni tan específico que pueda dar lugar a una respuesta irrelevante,
ni tan general que promueva una respuesta estereotipada.
Ø Conviene prestar especial
atención al marco de referencia implicado por el enunciado de una pregunta, de
forma que éste quede explicitado e integrado en su formulación y no haya de ser
inferido por el cliente.
Ø La estructura sintáctica y la
selección léxica del enunciado de una pregunta deben realizarse buscando
preferentemente la sencillez y la claridad, eligiendo por ejemplo, voces
activas en lugar de pasivas.
Las
preguntas sirven para muchas cosas. En la sesión inicial el coach pregunta para
recabar información y establecer los hechos. En las fases sucesivas, el coach
pregunta para explorar las creencias y los valores del cliente, para
profundizar en su pensamiento y averiguar qué quiere, por qué lo quiere y qué
le impide alcanzarlo.”
Introduciéndonos
un poco más en este aspecto, también es relevante citar a Vicens Olivé en su libro “PNL
& Coaching. Una visión integradora”.
Esta es una de las publicaciones más valoradas en este campo y que
recoge las principales aportaciones de este novedoso proceso.
Este autor
afirma que “el arte de la pregunta nos
permite facilitar que la persona extraiga de dentro de sí sus propias
respuestas y desde este punto se asocie más a sus deseos y compromisos. Siempre
nos convence más algo que ha surgido de nosotros que algo que es ofertado desde
el exterior”. También identifica tres modelos en los que clasificar los
tipos de preguntas que se utilizan para llegar a las representaciones de
imágenes, diálogos y sensaciones a cada experiencia del coachee:
1ª
Preguntas que buscan más información.
2ª
Preguntas que aportan ya en su enunciado la respuesta.
3ª
Preguntas desafiantes y/o potenciadoras.
De entre
estas tres modalidades considera que sólo las primeras y las terceras son
realmente útiles para el coaching.
Las preguntas más importantes que se utilizan son las denominadas “Preguntas
Poderosas”, estas son “las que llevan a
la reflexión y abren posibilidades de acceder a nuevos y mejores puntos de
vista de un determinado tema. Se hacen cuidando y potenciando la identidad de
la persona y van al núcleo de la misma, para de ahí iniciar una restructuración
profunda”.
Ejemplos:
¿Qué
te entusiasmo de…?
¿Qué
te gustaría ofrecer de tu experiencia…?
¿Qué
cosa diferente lograste hacer…?
¿Qué
te inspira para seguir?
¿Cuál
es tu mejor opción?
¿Qué
más puedes hacer que aún no has hecho?
¿Por
qué quiero conseguir mis objetivos?
¿Qué me está limitando actualmente?
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